La luna mira hacia tras
y no perdona.
Hoy está más lejana que nunca.
Altiva y serena
en el resquicio del verso memorial.
Quizás cumpliendo un sueño,
quizá un anhelo en verde
-siempre en verde-
para aminorar el recuerdo inacabable.
La luna es un escondite
donde vuelan nuevas hadas y ninfas,
musas y poetas celestes.
Una tarde con una vertiente azul
de sueños oníricos y filológicos.
Porque hoy es una sombra entre naranjos
y un halito despierto en una plaza recordada,
en un leve rincón oscuro de un banco vacío.
Un todo y nada en vertical
para un cariz que aún anhela
ésas noches de alcohol y farándulas.
Un cristal roto sin mirada,
un dolor, una guerra despiadada de versos.
Sí. Porque la luna -siempre la luna-
será como ayer
tú.
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